Estos días estoy leyendo los grandes textos judíos y descubro que los rabinos dicen a menudo cosas hermosas. Esto es de Qid 72b: “Mar dijo… Ninguna persona justa sale del mundo antes de que se haya creado una persona justa similar. Porque dice: ‘El sol sale y el sol se pone (Ecl. 1.5)’. Antes de que el sol de Elí se pusiera, el sol de Samuel salió en Ramá. (Refiriéndose a la apertura de 1 Samuel)”

El mal irrumpe en el mundo, sí. Pero Dios no permite que eso se interponga en el camino de la santidad. Durante generaciones, nos dice la historia, los sumos sacerdotes descendientes de Aarón fueron fieles. Luego, los hijos del sumo sacerdote Elí se volvieron hacia el egoísmo y el abuso de poder. Dios no permitió que eso acabara con la presencia de la bondad y la belleza en Israel. Dios resucitó a Samuel, un regalo milagroso para su madre Ana, y en su lugar puso su Espíritu sobre él.

Esto es lo que hace Dios. A veces, actuar con integridad, defender la verdad y el amor, sembrar semillas de alegría… Todo esto puede parecer nada frente a toda la locura y el mal. Pero el dicho del rabino Mar es seguro: cada vez que fomentamos la santidad, por pequeña que sea, Dios se asegura de que esa pequeña gota de bien nunca abandone el mundo. Podemos morir, pero nuestra santidad perdura.

La injusticia no puede perdurar. El amor siempre lo hace.