Hoy te damos gracias, Dios, por el sentido de humor de mis compañeros de trabajo. Cuando escuché que necesito una bolsa de dormir cuando visitamos una congregación esta fin de semana, he preguntado en broma si fue un hotel de cuatro estrellas. Él respondió, “De mil estrellas,” y me envió este foto. ¿En qué me he metido? Amén.